lunes, 30 de julio de 2018

Es... y muero...

Siento un frío estremecedor que cala lo más hondo de mi ser... no tolero la comida, el perfume o el alcohol... odio las risas, las parejas amándose, los abrazos...odio el fervor de quieres oran o preguntan si yo rezo... quisiera que simplemente se abriera la tierra y cayera dentro... quedarme bajo la nevada hasta dormir congelada... estar o no estar da lo mismo cuando profundizo en ello.. y es que.. ¿Para qué se quiere la vida si por quien respiras no está? ¿Para qué mantienes la fe, cuando todo tu empeño se evapora? Nuestra historia fue como un cigarrillo del cual aún está cayendo ceniza y me quema...
hilarante, devastador... el dolor sería más soportable si no te viera riendo...
pero es esa carcajada, esos ojos brillantes, tu voz...esas manos...
es ese todo que deseo, con el más profundo anhelo que no tengo,
es el verme temblar las manos, la respiración agitada, la lluvia anegando la mirada...
la rabia de saberlo... es el no se qué... que aprieta la dentadura y vuelve ese mareo...
es el asco, la repulsión por no ser capaz de soltarlo...es el saber que daría mi alma por el reencuentro...
es vivir muerta por dentro... es el tener que mirarlo todos los días y saber que sólo fuí un simple trofeo...
es mi llanto, mi risa, mi desesperación, mi alegría, es la paz que me regocija y la razón de mi veneno...

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