domingo, 23 de octubre de 2016

Suicidio de un corazón hambriento


Tan sólo mirarte era fantasear... ¿Hasta dónde llegarías una vez cerrada la puerta?,
ante aquella varonil presencia la piel ardía... los labios temblaban...
largarme contigo, tomados de la mano como dos felices trotamundos...
tenerte sólo para mí... llenarte de caricias, consentirte viviendo al cien,
sólo acertaba a pensar lo que besaría una vez liberada la piel...
los escalofríos no dejaban de estar presentes recorriendo la espalda,
arqueándome en oleadas de placer, devorándote... humedeciendo por dentro...
aquel sueño era tan vívido y constante que no me percaté...
Me acerqué a ti para besarte y entonces, una paralizante verdad me despertó,
caí en picada, el cielo se oscureció de pronto, nauseabunda, sólo oía el silencio,
no me reflejaba en ti... tus labios no me deseaban, tus manos secas no me tocaban...
me enfrié...no era el clima... es que, no eras suficiente... no podrías calentar a nadie...
primero pensé que era egoísmo, después apatía...te vi...tu tiempo había pasado
te veía en futuro, eras sólo pretérito...me había flagelado tanto, consumiéndome por dentro,
noté las señales, ignoré las ocasiones las charlas, la falta de apetito, de dedicacion de ganas...
¿Qué me estaba haciendo?...comprendí el misterio...así es como se suicida un corazón hambriento.

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