lunes, 7 de mayo de 2018

No te alcanzó tres palabras que por sí solas no dicen nada, aquellas que para un corazón enamorado el pronunciarlas es devastador y es que... cuando se entrega todo, se renuncia a lo que le fue solicitado, y se vive con fe... es caótico ver como el mundo se desquebraja... la esperanza se desvanece y sólo apremia el dolor, ese vacío en las entrañas, la falta de coordinación, se doblan las rodillas, las lágrimas superan la razón... el nudo en la garganta, la falta de respiración... un sencillo epitafio... Te amé pero no te alcanzó...
¿Qué se suponía que hiciera? Querías ser mi vida, el centro de mi atención, que me dedicara a ti, y lo hice... pero te faltó a ti, así es, te faltaron las caricias, las risas, el goce, el hacerme sentir plena, amada, el abrirte, el decidir quitarme esa incertidumbre sobre lo que sentías hacia a mí... era obvio que en ese instante en que vi que tu centro de atención eran muchas más, que aquellas palabras, el juego, el coqueteo, era con todas menos conmigo... aún peor... la mentira sostenida, tantas veces te lo cuestioné y lo negabas todo... y en mi afán de no alejarme... me convencí que yo era la culpable... ¡Qué tonta y ridícula me vi! Mientras los que me rodeaban intentaban delatarte, sólo tenía oídos para ti... Ahora te enojas, dignamente me sustraes de tus palabras, corriéndome de tu vida... el verbo obvio sería inquirir, debía saberlo, ya que no me lo decías tú, para poder seguir confiando o no... sin embargo, no lo hice, ni siquiera abrí la boca, si bien es verdad que se marcó sin querer no tuve la valentía o la osadía para lastimar a alguien más... ya bastante habías hecho conmigo, así que sí... no te alcanzó... pero lo más triste no es eso... sino que sabiendo que eras parte de mi corazón y que mi vida se iría desvaneciendo, me lo arranqué porque al final de cuentas a ti te faltó llenarme